viernes, 11 de octubre de 2013

1. Haber Nacido en Una Familia Cristiana.

Haber sido criado en una familia Cristiana no hace a alguien un hijo de Dios. Jesús dijo: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” (Juan 1:12-13) Los Fariseos estaban confiando en su descendencia física, que tenían a Abraham “como su padre” (Juan 8:33) sin embargo Juan el Bautista les advirtió: “y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre” (Mateo 3:9) y Jesús les advirtió “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer.” (Juan 8:44) Cuando alguien da un testimonio como “Yo siempre he sido Cristiano” esto debería disparar en nosotros la alarma puesto que Jesús advirtió “En verdad os digo que si no os convertís… no entraréis en el reino de los cielos” LBLA (Mateo 18:3). Ahora, puede ser que alguien que haya crecido en la fe Cristiana, tenga la evidencia de una verdadera conversión, pero no tener una seguridad exacta de cuando ocurrió esa conversión, porque pueden mirar atrás a más de un punto en el tiempo en el que pudieron haberse convertido. Puede que haya existido más de una posible crisis o momento crucial en el que ellos pudieron haberse convertido, pero nunca ninguno. La Salvación viene “de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro. 2:9). Así que ellos deberían ser capaces de mirar a posibles momentos en su vida en lo que esto sucedió. Nota: 2 Timoteo 3:15 es a menudo citado para reclamar que Timoteo no tenía un momento de conversión o que de alguna forma se convirtió gradualmente, pero eso es leer algo en el texto que simplemente no se encuentra allí.

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